La historia de Irene O’Brien: la maternidad y la salud mental.

Todo comienza con una historia de amor

Iniciamos la historia de Irene O’Brien con la dulzura de un cuento de hadas de los tiempos modernos; de la época cibernética.

Irene, originaria de Monterrey, México, conoció a su ahora esposo Jeff, un canadiense, a través de las redes sociales.

En el 2011, mientras vivía yo en Los Angeles, recibí la invitación a su boda en una bella playa de México.

No los puede acompañar, pero mi corazón estuvo con ellos.

Irene se mudo a Canadá y así seguimos ocasionalmente en contacto; cada una festejando mutuamente nuestros respectivos logros.

Me dio mucho gusto cuando me enteré que estaba esperando bebé.

Pero después extrañamente desapareció del radar.

Al paso del tiempo Irene regresa contando, un poco aquí y allá, sobre la llegada del encantador Max, que actualmente tiene 16 meses.

El sorpresivo arribo de Max.

Max es un bebé hermoso, saludable, feliz y amado; pero llegar a este punto no fue un camino fácil y su valiente mamá decidió hoy contar su historia.

“…Mi embarazo llega a mi vida en un momento en el que yo pensé que no me tocaba ser mamá; llegan mis cuarenta años y digo no es para mí. De repente, ¡Zas!, que si estoy embarazada. Recibo la noticia con mucho gusto y con cautela…”.

Al ser mamá primeriza después de los cuarenta años su embarazo era considerado de alto riesgo. Afortunadamente todo transcurrió con normalidad hasta que a las 23 semanas con 5 días Irene tuvo una pequeña molestia y fue al hospital.

Un bebé prematuro y sus cuidados

“…Descubrí que mi bolsa se había rotos, había poco líquido amniótico”, dijo Irene agregando que le dijeron que el bebé tenía que nacer en un período de tiempo de 72 horas o podría desarrollarse una infección.

“…Ese día me hicieron la pregunta más difícil de mi vida: ¿ Si tu niño nace esta noche quieres que lo resuciten o no? …”.

El bebé nació a las 25 semanas, tuvo que quedarse por cuatro meses en cuidados intensivos para que sus órganos pudieran desarrollarse.

Para Irene fue un tiempo abrumador y sintió que su mundo se derrumbaba.

A medida que Max iba cobrando fuerza como todo un campeón, Irene no lograba salir de ese mundo de temor y oscuridad que no le permitía ni siquiera disfrutar de los avances de su pequeño.

La presencia de la depresión

“…Yo caí en una depresión terrible, en una situación de ansiedad….”

Una consultora de lactancia detectó su estado anímico y la canalizó con una trabajadora social.

De ahí fue enviada a consejería, y posteriormente, con un psiquiatra

“… Yo estaba muy renuente a ir con psiquiatra, porque culturalmente siempre se había visto que ibas cuando tenías algo muy malo… cuando dicen que estás loco; yo llegué con pocas ganas de cooperar…”

Con tratamiento Irene descubrió que estaba reviviendo un trauma, pero que en esta ocasión el desenlace no tenía que ser igual.

“… Estaba reviviendo cuando mi mamá estuvo enferma en una sala de cuidados intensivos, necesitaba apoyo para poder respirar… Me dije no es la misma situación….”.

Un bebé hermoso llamado Max

Esta es una historia maravillosa en la que Irene nos habla sobre como la maternidad nos confronta con muchas cosas, incluso con la herencia social y algo que se me quedo muy grabado:

“… Cuando tí estas bien tus hijos están bien…”. Esto es aplicable para todas.

Irene agradece al equipo médico por su apoyo.

A su familia.

“… Si alguna vez pensé que era feliz, ahora me doy cuenta que puedo ser todavía más feliz…”.

Gracias Irene por compartir estas bellas imágenes y tu historia.

Pero lo más lindo para todo, será esuchar a ella misma narrar su historia.

1 comentario en “La historia de Irene O’Brien: la maternidad y la salud mental.”

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