¿Te cuento del 8M en Nuevo León?

Colaboración Periodista Independiente Melva Frutos

“¿Viste que estaban haciendo pintas?”, me preguntó una compañera.

“Sí”, le respondí, pero eso no lo voy a documentar. “Por mí, que lo rompan todo”, respondí picaramente. 

Días previos al 8M acordé con mi amiga Maricela que iríamos a marchar, a protestar, a gritar y exigir, no a trabajar. Un día antes de la marcha le dije que sólo documentaría lo esencial, para poder escribir una nota y mandar algunas pocas fotos. Ajá.

Por primera vez me vestí para protestar. Me puse una playera de color morado chíngame la vista, así, machín.

Esta vez iría no sólo como reportera, iría como mujer.

Cortesía: Melva Frutos

Antes que periodista o reportera, soy mujer, soy mamá, soy hija y tía.

Poco después de las 2 de la tarde ya había una buena cantidad de mujeres de todas las edades en la Explanada de los Héroes, frente al H. Palacio de Gobierno estatal.

Al ver a tantas mujeres me invadió la emoción: bebitas, niñas, jóvenes, señoras, adultas mayores. Bonito, bonito.

El encuentro con las amigas periodistas y fotoperiodistas fue casi inmediato y como siempre, muy placentero. Activistas de distintas luchas también estaban ahí para abrazarlas. Y las madres de las y los desaparecidos, y las del movimiento feminista, todas ellas un ejemplo. Con ellas siempre se siente la empatía, el cariño, la sororidad. 

Cortesía: Melva Frutos

Ser testigo de la historia.

Ser testigo de que chavas jóvenes, universitarias, graduadas, trabajadoras, de todos los estratos sociales y culturales, salir a protestar ataviadas en el color de la lucha femenina, provocaba la invasión de sentimientos indescriptibles.

Mujeres adultas con sus pequeños en brazos o en carriolas. Las madres con sus madres, las hijas con sus hijas, con sus abuelas, generó un ambiente de hermandad. Quería abrazar a todas.

Al principio de la marcha mi amiga y yo continuamos con el plan de caminar en el contingente, acompañadas de algunas amigas.

En algún momento tuvimos la brillante idea de adelantarnos al contingente. Eso de ir a paso de gallo, gallina, pollito, no es lo nuestro y nos dimos cuenta que habíamos estado hasta atrás, que la punta de la marcha iba muy adelante.

Desesperadas como somos, no nos explicábamos cómo es que habíamos aguantado ir hasta atrás, sin ir viendo la belleza de cada grupo que conformaba el contingente, sin ir tomando fotos y documentando. Así que a paso acelerado fuimos recorriendo por la banqueta, observando y disfrutando de tan maravillosa vista morada.

Después de más de dos horas de recorrido llegamos a la Explanada: Plaza llena. Gritos. Blusas moradas y pañuelos verdes. Manos arriba. Puño cerrado. Llanto, sonrisas. Alegría y tristeza. Cantos de mujeres, chicas, medianas y grandes; blancas y morenas. Unión. Excelente y ardua organización. Saldo blanco.

Exigir Paz y Tranquilidad.

Las mujeres de Nuevo León dejaron su casa, la opresión y el abuso, para salir a exigir lo que se merecen, nos merecemos: la paz y tranquilidad.

Estos días es más fácil decir qué está bien y qué está mal cuando se trata de revelar los abusos y protestar por ello.

Cerca de cada persona hay una mujer o niña abusada. Seguramente tu hermana, tu prima, tu tía, tu mamá o abuela, fueron o son abusadas. No las culpes, no me culpes, no es nada fácil aceptarlo y menos, contarlo.

Fuera máscaras.

Es momento de dejar de cuidar las formas. En tiempo de dejar de pedir permiso. Ya olvídate de que si el arroz se te esponja o se te pega. Mientras tú cuidas que el empanizado de la carne no se quede en el sartén, tu hermano o tu esposo le meten la mano a tu hija por debajo de la falda. Es real y no es culpa de ella. No es culpa mía. Es culpa de este sistema que nos mantiene calladas, que nos ha enseñado que un monumento vale más que mi salud y mi vida. Amiga, date cuenta.

Ahora es momento de gritar y romper. Es tiempo de que los hombres se den cuenta de que nunca más se toparán con nuestro silencio. Es momento de alzar la voz. Yo sí rompería todo por ti, por tu hija o tu hermana.

Ha sido un día histórico, de reflexión y emociones que nos llevarán por buen camino.

Colaboración especial de la Periodista Melva Frutos. Puedes mandarte tus comentarios a [email protected] o nos puedes escribir a [email protected]

Gracias Melva por tu valiosa aportación, de mi parte te digo que me hiciste sentir como si las hubiera acompañado.

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